Se cumple un mes más de la resistencia de la comunidad Tzawata contra la empresa minera canadiense Merendon, en la lucha por la posesión de su territorio ancestral. Desde hace 6 meses, la comunidad ha enfrentado dos desalojos y otras estrategias de disuasión por parte de la empresa, frente a lo cual los hombres y mujeres de la comunidad se han mantenido unidos y en pie de lucha.
Durante todos los días, niños y niñas, hombres y mujeres, ancianos y ancianas, viven la práctica cotidiana de la comunidad realizando mingas, trabajando las chacras, construyendo viviendas, entre otras actividades en las cuales se reproduce la cotidianidad de las comunidades amazónicas. A esta práctica, se ha sumado el apoyo voluntario de decenas de jóvenes de sectores como Pacayaku, Sarayaku y Puyo, los cuales solidariamente han sumado su hombro a la lucha de Tzawata, rescatando un principio básico de reciprocidad que reivindica la necesidad de articular a las organizaciones hermanas dentro de plataformas de lucha comunes.
En el trasfondo de esta lucha subyacen elementos políticos que evidencian las contradicciones entre el estado –fiel e histórico defensor de los intereses privados- y los pueblos indígenas, así como el papel de estado en el sustento de un sistema capitalista que atenta contra la supervivencia de los pueblos y nacionalidades del Ecuador. Se destaca así el problema latente de la inequitativa tenencia de la tierra: 225 personas circunscritas a 2 Has junto a una ex-hacienda de más de 600 Has en las cuales Merendon operó durante más de 2 años.
Por otro lado, a través de sucesivos talleres, la comunidad ha discutido sus estrategias de lucha, perfilando una estrategia que oriente su accionar a mediano plazo. De igual manera ha logrado el respaldo político de sus organizaciones madres en la región y país, CONFENIAE y CONAIE, respectivamente, siendo incluido el caso de Tzawata dentro de los 48 conflictos de tierras reconocidos por el movimiento indígena a nivel nacional.
La tierra no se vende, Tzawata está en pie de lucha!