En una entrevista a la agencia Apic-Kipa, que retoma el diario L´Osservartore Romano, el purpurado insinúa que es difícil la posibilidad de alcanzar un acuerdo con los lefebvristas, el grupo cismático tradicionalista seguidores de monseñor Marcel Lefebvre al que el papa Benedicto XVI abrió las puertas para volver a la Iglesia. También critica su postura frente al diálogo interreligioso.
En una entrevista a la agencia Apic-Kipa, que retoma el diario L’Osservartore Romano, el purpurado insinúa que es difícil la posibilidad de alcanzar un acuerdo con los lefebvristas, el grupo cismático tradicionalista seguidores de monseñor Marcel Lefebvre al que el papa Benedicto XVI abrió las puertas para volver a la Iglesia.
«A nadie se le ocurriría afirmar que el Concilio de Trento haya tenido un nivel inferior. Entonces, desde el punto de vista puramente formal, es posible encontrar algunas diferencias, pero no se puede aceptar verdaderamente que se hagan diferencias con respecto al carácter estricto del contenido de estos documentos», argumentó.
El cardenal Koch sostuvo que «el Vaticano II adoptó cuatro constituciones, nueve decretos y tres declaraciones. En términos puramente formales, se puede hacer una diferencia entre estos tres géneros. Pero luego surge un problema, si se considera que el Concilio de Trento (1545-1563) no publicó más que decretos y ninguna constitución».
También, en contra de lo que sostienen los lefebvristas, consideró que el tema del diálogo interreligioso «no es un tema secundario, sino central del Concilio, como recordó una vez Juan Pablo II. Es por ello que hoy debe ser un tema central de la Iglesia. Además, la declaración conciliar sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas, particularmente con el judaísmo, la «Nostra aetate», también se basa en la constitución dogmática sobre la Iglesia».+