Un sacerdote soñó haber muerto y en su sueño estaba tratando de entrar al
cielo. Cuando se acercó a las puertas, San Pedro le informó que necesitaba 100
puntos de merito para ingresar.
– Tengo en mi haber 43 anos de ministerio, -dijo orgullosamente el sacerdote-.
– Bien. -dijo San Pedro-, eso vale un punto.
– ¿Un punto?, ¿Eso es todo? – replico desconcertado el sacerdote-. ¿Nada mas
que un punto por 43 anos de servicio?
– Si, asi es, -respondió San Pedro-.
– Bueno, visitaba a los inválidos.
– Un punto.
– Trabajaba con los jóvenes.
– Un punto.
– Dirigí unos cuantos programas de jovenes.
– Otro punto. Con ese suman cuatro. Necesitas 96 más.
– ¡Oh no! -replicó el sacerdote, preso del pánico. Me siento tan incompetente,
tan insuficiente. Si no es por la GRACIA DE DIOS no tendré posibilidad
alguna!
San Pedro sonrió y dijo:
– GRACIA DE DIOS, ¡más de 96 puntos! ¡Vamos, entra!
El sueño de ese sacerdote encuentra su fundamento en una sólida realidad
teológica «NUESTRA ESPERANZA ES LA GRACIA DE DIOS»