Los representantes más importantes de esta corriente se incluyen en el movimiento filosófico más general denominado escolástica y fueron Escoto Erígena (810-877), San Anselmo de Canterbury (1035-1109), y los maestros de la escuela de San Víctor (siglo XII). A partir del siglo XIII, con el triunfo del pensamiento aristotélico, el agustinismo sufre una grave crisis pero permaneció en el seno de la orden franciscana, con San Buenaventura(1221-1274) como máximo exponente.
De las tesis básicas que defendieron destacan:
a) algunas comunes a otras orientaciones escolásticas:
- podemos conocer a Dios a partir de las meras fuerzas naturales o razón;
- no existe incompatibilidad entre la fe y la razón;
- el mal no tiene un carácter positivo, no es una realidad sino ausencia de ser;
b) y como rasgos más propios:
- en general, y a diferencia del tomismo, dependen más del pensamiento platónico que del aristotélico;
- no distinguieron con precisión los campos de la filosofía y de la teología;
- tendencia a valorar más la fe y la experiencia mística (fideísmo y misticismo) que la capacidad natural del hombre para alcanzar a Dios;
- en el tema de la demostración de la existencia de Dios, dan más importancia al argumento ontológico que a las pruebas a posteriori;
- conciben el mundo finito como absolutamente contingente y dependiente de la voluntad divina, de cuyo poder dependen incluso las esencias y los principios de la lógica y de las ciencias;
- defienden el ejemplarismo divino, situando en la inteligencia divina las esencias o arquetipos de todas las cosas, y la tesis de la necesidad de la iluminación del entendimiento humano por Dios para el conocimiento de los primeros principios;
- consideran que el alma es una substancia independiente y totalmente distinta del cuerpo, tanto en su esencia como en sus funciones, unidos entre sí de manera accidental.