Este es un error común que, incluso, ha sido explotado por diversas terapias. En realidad “dejarlo salir” regularmente, forma el hábito; de tal manera que, aunque se va a sentir bien, en el momento, reventar un plato contra una pared, a la larga termina convirtiéndose en una adicción, inconscientemente, se buscan más razones para enojarse.