Durante siglos se creyó que era 666, pero en realidad es 616. En el año 2005 el Pofesor David Parker, junto a su equipo de la Universidad de Birmingham, en Reino Unido, tradujo la copia más antigua conocida hasta ahora del Nuevo Testamento y descubrió esto en el libro de las Revelaciones; por lo que la creencia de que es el 666 ha resultado ser solo una mala traducción.